Construir un violín a mano le ocupa de tres a cuatro meses con dedicación exclusiva. Su única arma es la intuición, algo que todavía no puede copiar una máquina.
Lo que me ha llamado la atención es que en esta época de "desaceleración económica", hasta este tipo de artesanos deben hacer frente a la competencia que les llega de violines chinos mucho más baratos y de menor calidad.
El entrevistado afirma que la única solución es competir con un producto de fuerte personalidad, (diferenciación de producto), siendo especialmente importante el control absoluto del árbol desde que está en el bosque. De este modo, se asegura que su tala sea en luna nueva de enero, cuando menos savia tiene y no se carcome.
Uno de los peajes de los luthiers jóvenes es gastar mucho dinero en madera envejecida, por ello en la actualidad compra la madera que se utilizará dentro de 20 ó 25 años.
Bagué afirma que las vibraciones de las cuerdas afectan a la madera, entrenándola. Por eso un buen violín mejora con los años y uno malo sólo confirma que lo es.
Nunca imaginé que la música empezara desde la creación de un instrumento.
Webs de interés:
Biografía dentro del Gremio de Luthiers y arqueros de España
Visita fotográfica al taller de David Bagué
Artículo publicado en "El Mundo"
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