Personalmente me parece un timo esta jugada para vender más su último libro, a un precio de escándalo, publicado en España: "Álbum de boda" (1ª parte de una serie de 4 historias). Es una forma burda de engañar al lector con un libro indefinido en el tiempo; a saber cuando publicarán el resto.
Estas prácticas de "hacer dinero" me parecen vomitivas cuando hablamos de una de las llamadas "Reinas de la romántica".
Vive en Boonsboro (Maryland), en una casa enorme, con piscina interior, vistas a un mar de álamos y abedules, un porche pintado de color turquesa y las paredes forradas con las labores de ganchillo de su madre. En la segunda planta tiene un amplio estudio en el que ha creado sus casi 200 historias de amor. Desde allí responde al cuestionario de Época, la única entrevista que esta campeona del romance literario ha concedido en España, donde estos días sale a la venta Álbum de boda, la primera entrega de la serie Cuatro bodas (Plaza & Janés).
-¿Cuál es su secreto? ¿Hay una receta mágica para alcanzar semejante éxito?
-Realmente no. Todo se debe al trabajo y la disciplina. Me encanta lo que hago, y trabajo en ello entre seis y ocho horas al día. Cuando combinas la pasión, la disciplina y un buen ritmo de trabajo, eso ayuda a que llegue el éxito.
-¿Le gusta que a sus novelas se les aplique el adjetivo de románticas?
-Absolutamente. Mis raíces están ahí, en la novela romántica. Prefiero los libros con relaciones fuertes y buenas. Me encanta la aventura, el misterio, la ciencia ficción, los thrillers y todo eso, pero donde esté una historia tejida en torno al amor me siento feliz. Así que cuando empecé a escribir, lo romántico era la avenida natural.
-Algunos creen que la gente que disfruta con las novelas románticas es porque tiene problemas en su vida afectiva, ¿está usted de acuerdo?
-No, estoy en desacuerdo. La novela romántica es una celebración de las relaciones, del encuentro, del amor, de la superación de los obstáculos y de alcanzar el compromiso, y todos ellos son ingredientes de una vida feliz.
-¿Qué clase de finales prefieren sus lectores, los felices o los trágicos? ¿Es algo que tiene en cuenta cuando escribe?
-En el género romántico la única regla fija es el final feliz, es obligatorio. Puedes utilizar otros elementos como el suspense, lo paranormal (como los fantasmas o demonios) pero el resultado tiene que ser feliz.
-¿Cuántos borradores necesita para dar por terminado un libro? ¿Corrige mucho?
-Hago unos tres o cuatro borradores para cada libro. En general, el primero lo termino bastante rápido, lo justo para contar la historia de principio a fin, sin revisar nada. Luego vuelvo a la primera página y lo repaso todo de nuevo, le doy cuerpo, añado textura, afilo la prosa. Después regreso de nuevo a la primera página, para limpiar y asegurarme de que la historia funciona. Si no es así, vuelvo otra vez y trato de averiguar qué es lo que no funciona. Ningún libro es perfecto. Pero procuro escribir siempre lo mejor que puedo.
-¿Dónde encuentra ideas?
-Es cuestión de preguntar: ¿y si...? Y las preguntas que siguen. ¿Y si una mujer regenta una empresa de organización de bodas? ¿Dónde estaría localizada? ¿Qué haría? ¿Cómo llevaría el día a día y qué sorpresas tendría? Las ideas son infinitas y cada una se puede desarrollar de mil maneras. Yo siempre digo que hay 88 teclas en un piano, pero piensen en la cantidad de música diferente que sale de ellas.
-¿A usted qué escritores le inspiran?
-Busco buenas historias en todos los géneros, pero si hay que destacar a alguien, Mary Stewart siempre será una de mis autoras favoritas.
-¿Qué le comentan los hombres acerca de sus novelas?
-A los hombres que leen mis libros les encanta decirme que me leen. A muchos de ellos les gusta la serie Ante la muerte, que escribo con el seudónimo de JD Robb, pero son hombres que leen todos mis libros. Una de las cosas más bonitas que he visto durante las firmas de libros son padres e hijas que comparten el amor por mis novelas.
-¿Alguno de sus personajes se parece mucho a usted?
-No. No soy ni por asomo tan aventurera, valiente o desinteresada como mis heroínas. Tampoco conozco a nadie tan interesante como ellas. Mi trabajo consiste en inventarlas.
-Parece que usted sabe mucho del amor. ¿Nos puede dar algún consejo? ¿Utiliza usted esos conocimientos en su vida amorosa?
-Soy una romántica bastante pragmática. Una noche romántica sería una en la que mi marido cocinara y en la que yo no tendría que preocuparme de nada en la cocina, ni tendría que contestar el teléfono ni arreglarme.
Actualización:
La describió la revista New Yorker, comentó en una ocasión: «Yo no escribo sobre Cenicientas que esperan sentadas a que venga a salvarlas su príncipe azul. Ellas se bastan y se sobran para salir adelante solas. El "príncipe" es como la paga extra, un complemento, algo más... pero no la única respuesta a sus problemas».
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