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«Uno se sirve de los colores, pero se pinta con el sentimiento», así describe el propio Chardin su forma de hacer pintura.
«Nada se entiende de esta magia», palabras de Diderot sobre Chardin.
«Las ideas de los que mandan, que otras no hay», apostilla el crítico Ángel González en Pintura para ateos, en su ensayo para el catálogo de la exposición Chardin.
El Comisario de la exposición Pierre Rosenberg, miembro de la Académie Française y director honorario del Museo del Louvre, dice:
«Si tuviera que definir en una sola palabra sus naturalezas muertas, lo haría con la palabra "silencio"».
«No dibuja, pinta lentamente, con dificultad, huye del movimiento, pinta los gestos congelados, desprecia la anécdota, rechaza la narración, no de la lecciones de moral». Y continúa: «Le gustan las cosas humildes, los objetos de la vida cotidiana, los gestos de todos los días que se repiten incansablemente. Ama el silencio que nada perturba».
Del 1 de marzo – 29 de mayo de 2011 el Museo del Prado presenta la exposición Chardin, una muestra antológica dedicada a Jean Siméon Chardin (1699-1779), uno de los más relevantes exponentes de la pintura francesa del siglo XVIII del que únicamente se conservan tres pinturas en una colección española (Museo Thyssen).
Chardin pintó 200 cuadros en sus 80 años de vida. De ahí la importancia de una muestra como la del Prado, que reúne 57 de ellos, 11 procedentes del Museo del Louvre, dueño de 30; solo se conservan tres pinturas en una colección española (Museo Thyssen).
El resto provienen del Musée Jacquemart-André de París, National Gallery de Londres, National Gallery of Art, Washington, National Gallery of Ireland, Dublín y coleccionistas privados.
En él se pasa de su primera etapa con pintor de bodegones -con La raya,
el cuadro que en 1728 le sirvió para ingresar en la Real Academia de Pintura y Escultura- a su conversión a las escenas de género que le hicieron popular -mucho mejor pagadas y amortizadas por los derechos de autor que generaban los grabados que las reproducían -. La muestra se cierra con la magistral vuelta de Chardin a la naturaleza muerta y con algunas piezas pintadas al pastel al final de su vida. Con el cambio de técnica trataba de mitigar los efectos de la amaurosis, una enfermedad producida por el plomo que se usaba como aglutinante para el óleo y que terminaba por paralizar los párpados.
Los más destacados son:
Pompas de jabón (a partir de 1733)
La Bendición (1740)
El retrato de la mujer del pintor tomando el té meses antes de morir (1735), una obra que rara vez sale de Universidad de Glasgow.
Pueden verse por vez primera juntas las tres copias salidas de la mano del artista de uno de sus cuadros más célebres: La joven maestra de escuela (1736).
En ellos se resumen bien el universo de un hombre que apenas salió de París y que hizo protagonistas de sus cuadros a las mujeres, los adolescentes y los niños: Tanto como a los humildes objetos cotidianos, la intimidad y el silencio.
► Presentación Multimedia en la web del Museo del Prado
2 comentarios:
- LadyMarian
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Transmite mucha paz, no es cierto? Es relajante.
Besos - 19/3/11 ► 〈 Responder este Comentario 〉
- Lujo
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@LadyMarian
Lo que alucina es la exposición montada...No quiero imaginar las colas que habrás para verla.
Abrazotes! - 20/3/11 ► 〈 Responder este Comentario 〉
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