El mercado editorial, (que no se diferencia en nada del mercado de jabones), ha establecido que la primera condición y el primer requisito de cualquier literatura debe ser una “lectura fácil”, este canon nunca rigió las grandes obras de la literatura. También la crónica sobre la boda real del príncipe de Inglaterra es una lectura fácil, divierte y entretiene, pero no es el tipo de literatura la que tenemos en mente cuando hablamos de la gran literatura. He aquí un requisito del mercado; no del arte.
Corín Tellado fue un éxito casi infinito en el mercado editorial de la lengua española y ha pasado a la historia de la literatura por estas mismas razones y no por haber sido una gran escritora. Es decir, no por haber aportado algo a la historia de la literatura o haber buceado en las profundidades de la sensibilidad humana sino, quizás, todo lo contrario. Su literatura, como el cine más comercial, es la confirmación de estereotipos que encapsulan al ser humano, lo simplifican y lo lanzan de nuevo a la sociedad como productos funcionales a los mismos valores de esa sociedad.
Sí, también hay una literatura compleja, problemática y sofisticada, como hay lectores complejos, problemáticos y sofisticados. También hay una “ciencia popular” y hay una ciencia que podríamos llamar “elitista”.
Uno de los principios y prácticas del Humanismo desde la Edad Media ha sido la popularización de la cultura, la democratización del conocimiento y el interés por las manifestaciones populares; paradójicamente, desde comienzos del Renacimiento los humanistas han sido, en cierta forma, grupos elitistas que han cambiado el mundo yendo contra todas las fuerzas establecidas de de tradiciones centenarias y de instituciones omnipresentes, como hoy lo es el mercado.
Las autoras de la literatura femenina tienen muchas cosas en común: escriben torres de libros, venden montañas de ejemplares. ¿Cómo decir que no son aceptadas por la sociedad? Todo lo contrario. Son aceptadas por una sociedad que no desea ser desafiada en sus convicciones. Por una sociedad consumista y autocomplaciente, que prefiere verse como víctima para justificar sus frustraciones (producto de la misma fiebre consumista) pero no está muy dispuesta a cuestionarse la raíz de esas insatisfacciones. Es más fácil echarle la culpa al compañero que está al lado que criticar un sistema en el cual ambos son coparticipes, autores y consumidores, víctimas y victimarios simultáneamente.
La literatura femenina, que es vendida por millones pero no alcanza a promover un mínimo cambio sino la misma inmovilidad, es como el cine comercial o el prostíbulo tradicional: es una institución, un instrumento funcional al status quo, a los valores dominantes, incluso cuando parecen criticarlos.
Corín Tellado, Agatha Christie, Isabel Allende y J. K. Rowling son un fenómeno de nuestro tiempo que sólo elige a unos pocos de miles. Sus opiniones nos interesan, como nos interesan las opiniones de un político o de un deportista exitoso que tiene el poder, no de crear más sensibilidades y más opinión pública, sino de expandir y consolidar lugares comunes que surgen de una cultura hegemónica que cada tanto se trasviste para sobrevivir.
Publicar un comentario
(-^o^-) (^_-) (#^_^#) (ÖoÖ) (*^o^*) (>_<) ( ̄へ ̄)(;_・) (ô_Ó) (O_O) (ˇ~ˇ) (ToT)(Q____Q) ಠ_ಠ (。◕‿◕) [(--)]ZZzzz
- Si el comentario es anónimo hay muchas posibilidades que no se publique.