Enamorarse: Evolución y origen

Según los psicólogos:

Sí se puede estar enamorado y sentir cosas distintas ya que cada experiencia es única y es única con cada persona y en diferentes momentos de nuestras vidas. Nuestras experiencias pasadas también pueden influir en nuestra forma de enamorarnos así como la predisposición que tengamos en un momento dado para dar y recibir amor.

El amor forma parte de las emociones que el ser humano experimenta y éstas se producen en el cerebro, concretamente en el sistema límbico. La antropóloga Helen Fisher nos descubre en una entrevista con Eduard Punset que el amor no tiene edad ya que se trata de química. En las mujeres el enamoramiento se asocia con una mayor actividad en las áreas cerebrales relacionadas con la capacidad de rememorar. El enamoramiento depende de cómo se ha comportado nuestra pareja con anterioridad, es un mecanismo de adaptación para asegurarse que ése hombre es el adecuado.

Durante el enamoramiento se suceden etapas diferentes, al principio aparece el deseo, seguido de la intensa alegría y una fuerte atracción sexual, de hecho el enamoramiento inicial produce el mismo efecto eufórico en el organismo que una dosis de cocaína, según demostró el psicólogo Arthur Aron en un experimento. Esta forma de adicción del inicio del enamoramiento tiene un tiempo límite, las dopaminas que aseguran la atracción van dejando espacio a las endorfinas que son las que causan la tranquilidad y el placer. Cuando la explosión de sentimientos va descendiendo y la relación perdura se imponen los lazos afectivos y se afianza el compromiso.

El que no sintamos esas cosquillas en el estómago no significa que no estemos enamorados, sino que estamos en una etapa del amor distinta y más estable. Con la edad solemos tener unas necesidades diferentes, en la edad adulta tendemos a buscar una pareja estable en vez de un amor apasionado sin futuro, pero todo depende de cada persona y de su forma de vida.