Louann Brizendine, una de las neuropsiquiatras más prestigiosas del mundo, ha estudiado la estructura cerebral, la biología hormonal del hombre para tratar de averiguar qué y cómo piensa, y por qué actúa como actúa.
Según la Dra. Brizendine, el hombre no puede dejar de mirar las curvas femeninas; formas que él asocia inconscientemente a la salud reproductiva de la mujer en todas las culturas. En doce centésimas de segundo el cerebro masculino decide si una mujer le resulta interesante sexualmente o no. Los varones poseen un gen que predispone a la infidelidad, y una hormona provoca que -después de hacer el amor- ellos se queden dormidos.
Louann Brizendine añade:
"Lo que sabemos de los estereotipos de hombres y mujeres, es que los hombres siempre están pensando en el sexo. Lo cierto es que la testosterona del hombre oscila entre un 10 -15% más que en la mujer".
Es decir, el hombre piensa en el sexo 3 veces más que una mujer. Según la neuropsiquiatra el cerebro masculino y femenino ya se diferencian durante la gestación. Hombres y mujeres utilizan diferentes circuitos cerebrales para procesar la información espacial y resolver problemas emocionales; emociones que, genéticamente, el hombre trata de ocultar y que la zona para el ejercicio de la sexualidad es dos veces y media mayor en el cerebro masculino que en el femenino.
Brizendine afirma: "Los hombres sacan mucha actividad y energía de la testosterona, pero no son esclavos de esta hormona igual que las mujeres no son esclavas de los estrógenos".
Durante la tercera edad, hormonalmente, el cerebro masculino y femenino se asemejan más.
Según la Dra. Brizendine, el hombre no puede dejar de mirar las curvas femeninas; formas que él asocia inconscientemente a la salud reproductiva de la mujer en todas las culturas. En doce centésimas de segundo el cerebro masculino decide si una mujer le resulta interesante sexualmente o no. Los varones poseen un gen que predispone a la infidelidad, y una hormona provoca que -después de hacer el amor- ellos se queden dormidos.
Louann Brizendine añade:
"Lo que sabemos de los estereotipos de hombres y mujeres, es que los hombres siempre están pensando en el sexo. Lo cierto es que la testosterona del hombre oscila entre un 10 -15% más que en la mujer".
Es decir, el hombre piensa en el sexo 3 veces más que una mujer. Según la neuropsiquiatra el cerebro masculino y femenino ya se diferencian durante la gestación. Hombres y mujeres utilizan diferentes circuitos cerebrales para procesar la información espacial y resolver problemas emocionales; emociones que, genéticamente, el hombre trata de ocultar y que la zona para el ejercicio de la sexualidad es dos veces y media mayor en el cerebro masculino que en el femenino.
Brizendine afirma: "Los hombres sacan mucha actividad y energía de la testosterona, pero no son esclavos de esta hormona igual que las mujeres no son esclavas de los estrógenos".
Durante la tercera edad, hormonalmente, el cerebro masculino y femenino se asemejan más.
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